domingo, 26 de septiembre de 2010

EL CONDOR







Se posa en un risco a orillas del infinito
las estrellas lo mirán
silenciosas
él también las observa
y mira más allá
con su mirada atenta en el horizonte
desde donde hasta más nunca se ve

Cuando en una ceremonia a la vida
rompe en un grito profundo
que revienta en ecos poliarmónicos
interrumpiendo el silencio de las montañas

Agúdo penetra los oidos antes sordos
y traspasa las fronteras
cavalgando sobre los vientos

La que nunca vió
el que nunca vió
plumaje más plateado
bajo el plenilunio invernal
desplegaron sus alas
y volaron
desde su fase creciente
hasta el punto de su llenura
para abarcar
con pecho
sangre
y alas
el abrazo que arropa y estremece
los cuerpos desnudos de brazos abiertos
a las almas que se unen y acicalan su plumaje
dispuestas al vuelo eterno
sobre los valles dormidos
sobre los picos nevados
testigos ancestrales
del misterio inmemoriable
de la libertad
del amor

Hebe Munoz

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